CRISTINA GARCÍA JARAMILLO / Mª JOSEFA MORENO FRONTÁN



La Casa del Carril
Espacio para el Arte Actual
Calle Carril, 8. Carchelejo (Jaén)
Tfno.: 665 819 056
Mail: fmontiel61@yahoo,es






ELLOS SON NUESTRA MEMORIA


Se trata de una instalación compuesta por veintiuna fotografías antiguas congeladas, incrustadas en placas de hielo que se van derritiendo gota a gota, dejando un reguero de agua deslizándose por la pared y, finalmente, un
charco en el suelo. Las gotas caen con la cadencia de un sonido perfectamente audible, que recuerda el inexorable paso del tiempo. En las fotos aparecen “atrapadas” imágenes de niños con edades comprendidas entre tres y catorce años, aproximadamente, y que ahora tendrán en torno a los ochenta años. Las imágenes congeladas cuelgan de la pared a la manera en que se han colocado siempre en los hogares las fotos familiares.

Ocho bombillas colgando del techo iluminan la pieza. Son bombillas de tungsteno que ofrecen una luz amarillenta, vacilante y cálida, que recuerda a los hogares antiguos. El cable negro y los casquillos dorados también remiten al pasado y tienen gran protagonismo en la instalación.

La instalación se completa con un material sonoro, un montaje de audio que dura 01:29:07 en el que las posibles personas de las fotos, hoy ancianos, se sumergen en el pasado y relatan los recuerdos de su infancia. Entendemos que estos relatos son documentos históricos de primera magnitud. En ellos queda plasmada la manera en que las personas anónimas viven los “grandes acontecimientos históricos” y las condiciones sociales y económicas de la época que les tocó vivir. En este caso los protagonistas de los recuerdos son niños cuya mirada puede convertir la tragedia de un bombardeo en una especie de juego, solo enturbiado, quizás por el gesto de angustia de la madre. Lo que ellos cuentan son acontecimientos privados, familiares, pequeñas anécdotas que se quedaron grabadas en sus mentes y que, a la manera del faro, iluminan aquel tiempo lejano. Los relatos están salpicados de canciones, letanías, oraciones o lecciones escolares recitadas que tienen la capacidad de transportarnos inmediatamente a los espacios de otro tiempo - aulas paupérrimas, oscuros templos o plazas de pueblo – Un tiempo que se nos antoja gris, pero que ellos recuerdan embellecido por la nostalgia.

Es una obra procesual que comienza cuando empezamos las entrevistas (acción de recordar, de relatar, de escuchar…) y la selección de imágenes rescatadas de viejos desvanes o seleccionadas de primorosos álbumes
familiares. El espectador de nuestra pieza solo puede asistir al sedimento final de un proceso que, para nosotras, comenzó hace meses.





Además, la dimensión temporal de la pieza se enfatiza por el desarrollo de los relatos y del hielo que se derrite lentamente pero sin pausa.Poco a poco las imágenes van apareciendo entre los fragmentos de hielo.Una vez derretido, el hielo deja las imágenes liberadas, quizá deterioradas por la acción del agua, y sin la estructura que les dio consistencia. Es ahora cuando podemos apreciar el cartón amarillento, la esquina doblada o partida, la superficie rayada, pues nada queda inmune al paso del tiempo.



Finalmente, lo queda es un mosaico de imágenes mojadas colgadas de la pared. La obra ha concluido, pues ha concluido su tiempo. Es efímera, como nuestras vidas, nuestros recuerdos.